24 de septiembre de 2011. Habiendo dejado contacto con don Carlos y demás lugareños encargados de la conservación de la tortuga golfina en la playa San Blas, La Libertad, me propuse realizar algo pendiente: Ver tortugas marinas desovar.
Admito que para mí era un mito, algo así como ir a un lugar lejano, inhóspito, bajo una nube de mosquitos y hacer vigilia. Sólo lo último fue así, aunque iba dispuesto a lo que fuera.
5.30 pm. Planes hechos con Luis Manuel, se llegó el día y la hora bajo una fuerte tormenta en San Salvador, de esas de sapos y culebras, pinchón de llanta incluido y la consiguiente tentación de abortar la misión, de recular. Pero me fui al tope.
5.55 pm. Llamada de Luis Manuel: -Hey, ya estoy en el Liceo –él venía de una actividad en la playa, en Los Cóbanos-. ¿Aún vas a venir?
-Estoy a 5 minutos, ya llego por vos (mientras a penas veía a través del parabrisas mojado) conduciendo sobre la avenida Juan Pablo II.
6.00 pm. Bajo la lluvia salimos de San Salvador preguntándonos si no era necio continuar firmes. El agua filtraba por la puerta desajustada del Suzuki, los limpiavidrios a penas lograban despejar la visión. Pero la “tirria” era más fuerte que la sensatez. En fin, nos detuvimos a cenar en la salida de Santa Tecla hacia el Puerto La Libertad. Cena y apertrechamiento de cosas necesarias (un par de peperechas cada uno. Pero me refiero al pan dulce, pues, para el café que llevo en el termo).
6.30 pm. Pasando la ciudad de Zaragoza, ya no llovía y el suelo casi seco. En el horizonte, hacia el sur, se veían relámpagos y cierta amenaza de más lluvia en nuestro destino. Seguimos adelante.
6.50pm. Estamos en el puerto. Sin novedad nos desviamos a la derecha sobre la carretera Litoral dejando la ciudad y unos 3 km más adelante el desvío hacia San Blas. Hacía un mes había estado con mi familia liberando tortuguitas.
7.15 pm. Es solo 1 km hasta el lugar donde nos espera don Carlos. Todo está oscuro y nos recibe confirmando que somos de palabra: dicho y hecho. Aquí estamos don Carlos, díganos qué debemos hacer ahora. Él nos presenta un grupo de jóvenes de la UES que también quieren observar a las tortugas como parte de una tarea. Nos dice que ahí nos podemos quedar en hamacas o en el suelo. Nos da una charla breve sobre aspectos a tomar en cuenta:
- La tortuga es cautelosa, si hay ruido o luces se puede ir de regreso al mar.
-la debemos dejar salir y observarla a unos 6 metros sin molestarla.
-Cuando elige su sitio para desovar no hay que alumbrarla, ella busca lo oscuro por seguridad.
-Al iniciar el desove, se puede alumbrar pero siempre su parte trasera, nunca su cabeza pues se estresa o se puede ir.
-Cuando haya acabado de desovar si se puede alumbrar un poco más o tomar fotos con flash pero nunca de lado o de frente pues la traslucen.
El conocimiento de los pescadores.
Don Carlos y sus compañeros han aprendido empíricamente y a través de apoyo técnico. Con el tiempo se han ido haciendo más expertos y más adueñados por la vida de estas especies. Son muy cuidadosos con lo que uno hace, no permitiendo que uno sea un simple turista. Buscan sensibilizarlo a uno, ilustrarlo para que la experiencia sea educativa y de alguna forma lleve a cierto compromiso.
La preguntamos si creía que hoy veríamos tortugas, si no nos iríamos en blanco. Muy prudente nos dijo que si, que era muy probable. El día anterior habían desovado unas 10 tortugas, a partir de las 7 de la noche. Nos volvimos a ver con Luis Manuel y sentimos que era sensato considerar ambas posibilidades, no ilusionarnos tanto. Era como una lotería: o ganamos o nos quedamos con el billete.
Caminamos por la arena y San Blas nos acogió con lujo cinco estrellas: se ponía una gran tormenta y todo el horizonte de oriente a poniente era un espectáculo de relámpagos, que ponían la playa por décimas de segundos en evidencia. Una brisa agradable nos relajaba en la caminata por toda la playa organizada por cuatro sectores para el monitoreo de los desoves. Entre relámpagos se veían grupos de pescadores (hombres, mujeres y niños) como fieles vigilantes esparcidos a lo largo del kilómetro de largo. Sus sombras se veían esperando frente a las olas.
Les preguntamos, mientras hacíamos el patrullaje:- ¿Cómo saben si va a salir una tortuga?, o ¿sólo deben observar y detectar en la oscurana su presencia?... Nos dijo: Cuando una tortuga va a salir, se siente un “olor a chuquilla”, eso quiere decir que alguna está ahí, detrás de donde comienzan las olas, cercana a la playa. (Nos pareció mítico, pero le dimos crédito, ansiosos de tener la oportunidad de comprobarlo).
Pasaron unas tres horas de conversación sobre la playa, de andar y observar. Cuando efectivamente, vino con la brisa ese olor característico. Lo que ellos llaman “chuquilla”, es un olor a algas marinas, muy profundo. Se viene como una franja penetrante, que no deja duda. Don Carlos nos dijo: ¿Sintieron? Asentimos emocionados.
10.30 pm. Un aviso llega al celular. Don Carlos nos dice que en el sector 3 ha aparecido la primera Lepidochelys olivácea. La adrenalina despeja todo cansancio y sueño. Quisiera correr, pero prefiero caminar al son de don Carlos, que como un médico en turno en el hospital de maternidad, sabe que la naturaleza tiene su ritmo. Y ahí se ve el tumulto: pescadores, los estudiantes universitarios y nosotros, guardando distancia. Entre relámpagos, se ve el enorme caparazón de unos 80 cm merodeando hasta encontrar un sitio entre la oscuridad. Nos queda esperar y no importa, lo hemos hecho por días, horas… quedan unos 30 minutos quizá para podernos acercar más. Luego de tres intentos de la tortuga –que desistió en dos ocasiones por las piedras que encontró al escarbar- y 45 minutos de espera, estábamos observando con emoción salir los huevos uno tras otro, redondos y blancos en un agujero de unos 45 cm de profundidad cavado con sus aletas traseras, cual palas. Depositó unas 7 docenas, las cuales fueron recolectadas por el grupo de pescadores para llevarlos al vivero. Luego de unos 45 días, las tortuguitas nacerán para ser liberadas al mar.
11.00 pm. No ha acabado la primera de aparecer y trabajar su desove, cuando aparece la segunda, 15 minutos después la tercera… y así… 5 tortugas a lo largo de la playa. Yendo y viniendo recorríamos los sectores 2 y 3, donde se concentró la actividad.
Misterios del mar.
A la segunda tortuga le faltaba una aleta trasera, la derecha (probablemente por el ataque de un tiburón). Aún así nada y cava en la tierra con éxito. Fue la más rápida. En 30 minutos ya estaba de regreso al mar, internándose en las olas, bordeada por espuma que formaba el perfil de un rostro humano perfectamente dibujado como hecho muy curioso y simbólico. La tercera, luego de desovar hizo como que iba al mar. Mientras la escoltábamos emocionados, se detuvo y giró. Lugo nuevamente prosiguió hacia las olas y volvió a hacer otro giro como volviendo a la arena y nuevamente, volvió definitivamente al mar. Don Carlos nos dijo que eso significaba que vendrían al menos dos tortugas más luego de ella. Otras dos tortugas hacían dosovaban también en los otros extremos de la playa, siendo hasta el momento, 5 tortugas.
1.30 am. Estaba hecho. Valió la pena toda la planeación, dejar la casa, sacrificar un poco el cansancio, de tal modo que llegamos hasta la 1.40 am en que decidimos ir a pegar ojo por unas horas antes de volver a San Salvador. La adrenalina nos mantuvo en vigilia sin problemas. Me desperté a las 5 am para ir a contemplar el amanecer. Al caminar por la playa desierta, observé justamente dos rastros que me impresionaron: dos tortugas más habían salido luego que nosotros nos habíamos retirado. Muy cerca de la tortuga que hizo aquellos giros. En total, fueron 7 tortugas las que visitaron la playa aquella noche. De verdad, desde que de niño leí mi primera novela (La Isla del Tesoro, de Roberto Luis Stevenson), el mar para mis encierra mucho misterio, vida y aventura.
4 comentarios:
Gracias por compartir la aventura y el par de peperechas jejeje, obviamente de pan dulce. Habrá que buscar nuevas aventuras en nuestro bello país para las semanas que vienen.
h. Luis Manuel
este tipo de cosas enrriquecen el conocimiento de los demas gracias son muy interesantes.
Me parecio super interensante y mientras leia me emocione mucho haber cuando nos da la oportunidad de acompañarle en esas aventuras!!! me encanto...
Cindy Rivas :)
En cuanto prepare otra "expedición" lo publico para ver si se animan a unirse. Es una gran experiencia. Saludos Cindy!!!!
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