Cantando al sol, como la cigarra...

Marzo y abril son los meses más calurosos del año, pero traen la llegada de la primavera, época de jocotes, mangos, marañones y muchas frutas propias de la temporada. Todos estos elementos se reúnen en nuestra cultura, asociada con la Semana Santa, tiempo de reflexión, de familia, de descanso. Es una época muy peculiar que los salvadoreños disfrutamos con el canto de estos curiosos cantores: las chicharras.

Con este post, comparto algo que me recuerda a laniñez, a la necedad por vivir y descubrir siempre el encanto de la vida. Las fotografías muestran la época primaveral marcada por el canto de estos insectos.

Las chicharras son insectos que pertenecen a la familia cicadidae. El canto que conocemos es producido por los machos para atraer a las hembras. Su ciclo de vida es de 2 a 17 años, según la especie y comienza cuando las hembras ponen sus huevos (y mueren poco después). Después las ninfas, o insectos jóvenes, caen al suelo y penetran en la tierra donde viven entre 4 y 17 años alimentándose de la savia de las raíces. En la siguiente etapa, salen de la tierra y suben a los árboles donde mudan transformándose en adultos con alas, siendo ya capaces de reproducirse; es esta la época en que las escuchamos cantar.

En familia, recorrimos los cafetales de la finca Isimatepec en Santa Ana, donde las escuchamos cantar mezclada con el sonido de la brisa entre los árboles y el canto de diversidad de pájaros.

Tuve la oportunidad de captar el momento en que una chicharra mudaba para convertirse en adulta.

Los restos del exoesqueleto mudado quedan adheridos sobre hojas, troncos y otras superficies donde el insecto se posa. De pequeño, era un juego colectar la mayor cantidad de mudadas. Las chicharras eran más numerosas en aquellos años.

El canto de las cigarras anuncian una época muy peculiar: La primavera.

La Primavera para muchos no existe en El Salvador, sin embargo sí llega y con signos visibles en el clima, el color variado de árboles floridos y frutales; el canto de aves que anuncian las primeras lluvias y podría decirse que hasta cierto olor. Estas fotografías, captadas en distintos puntos del país muestran detalles propios de esta temporada.

Ver los cafetales en flor después de las primeras lluvias es un gran paisaje de blancura.

Las montañas secas se preparan para reverdecer. En esta vista en la finca Isimatepec nos acompañaba el ensordecedor canto de las chicharras.

Hay plantas silvestres cuyas flores tienen una peculiar belleza, como esta sobre el sendero de los cafetales.

El cafetalito en flor.

Los mangos son la fruta de temporada por excelencia.

 

Los jocotes son delicia en todas sus variedades.

El marañón, fruto muy jugoso y ácido. Su nuez es muy apetecida. Se prepara asándola y sacando su pulpa que tiene un sabor exquisito.

Guinda, un fruto ácido pero sabroso.

El fruto de este bejuco es conocido popularmente como "cuchamper" (Gonolobus salvinii) al abrirse despliega sus semillas voladoras, conocidas como "angelitos".

Y en este recorrido primaveral, también se hacen presente las aves.

Azulejo (Thraupis episcopus), Usulután.

Cristofue (Pitangus sulfuratus), Usulután.

Chiltota (Icterus pectoralis) tomando fibras de una mata de plátano para elaborar su nido.

Usulután.

Esta época suele tener una atmósfera nubosa y calurosa: es la antesala de la época lluviosa. Ya caen los primeros aguaceros.

Los insectos cantores volverán a la tierra donde permanecerán esperando el llamado. Saldrán de nuevo a cantar anunciando otro ciclo del surgimiento de la vida.

ESCUCHA EL CANTO DE LA CHICHARRA AQUI

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